El triunfo de lo local frente a lo global
Good by Mc.Donald’s
*Sandro D. Velarde Vargas
Uno de los símbolos más representativos de los norteamericanos y que ha
influido profundamente en gran parte del planeta son los restaurantes de
comida rápida Mc. Donald’s. Su expansión por todo el globo ha
convertido a los ciudadanos en ciudadanos del mundo, en habitantes Mc.
Donald’s, en cultores de la modernidad y del modo de vida americano. Sin
embargo el retiro de las franquicias y locales de nuestro país ha
significado una derrota de la transnacional en la guerra culinaria
cultural y simbólica. Cinco años duraron los imponentes anillos dorados
en tierras andinas.
La estrategia
La estrategia de Mc.Donald’s giró en torno a la construcción de sus
propios ambientes, restaurantes diseñados exclusivamente para la venta
de hamburguesas, el auto servicio la limpieza y el entretenimiento. La
eficacia en el servicio sorprendió a muchos, la comida se nos presentó
como fresca y nutritiva y los empleados joviales y amistosos,
adiestrados en la Universidad de la Hamburguesa. Incluso los niños
salían contentos con algún premio en el bolsillo. La modernidad había
llegado y todos debíamos comer hamburguesas y soñar con el primer mundo.
Incluso los genios del gobierno y los maestros de la planificación
laboral del Ministerio de Trabajo decretaron el horario continuo para
contribuir al consumo de la comida rápida ¿más eficacia en el trabajo o
más eficacia en el consumo? esa es la pregunta.
Las Jaulas de hierro y la deshumanización
El sociólogo alemán Max Weber en su análisis sobre la burocracia examinó
las formas de la racionalización de la sociedad, consistente en la
adecuación de personas maquinas y medios para la realización de una
labor o fin esperado. Para conseguir esto, se debía someter a los
ciudadanos a normas estructuras y regulaciones sociales preestablecidas y
determinadas, cosa que el individuo no pueda salirse de los márgenes
establecidos.
Un ejemplo clásico es la cinta transportadora en la fabricación en serie
de automóviles donde el empleado sólo debe realizar una labor, apretar
un tornillo por ejemplo y esperar el siguiente. Charles Chaplin lo
graficó brillantemente en “Tiempos Modernos”. De esta forma, los
ciudadanos están obligados a cumplir ciertas normas para efectuar un
determinado rol en la sociedad. Es lo que sucede en la actualidad en la
mayoría de las instituciones de la modernidad y de los restaurantes Mc.
Donald’s. Obedecer el pie de la letra las instrucciones que exigen
determinados roles. Weber describió a la organización burocrática como
un instrumento deshumanizador y la llamó la “jaula de hierro” donde
quedamos atrapados por la racionalización estructurada y de la que es
difícil escapar. Es la marca de la bestia y frente al lápiz electrónico
somos un número más en el mundo global.
La globalización de la racionalización
En la ubicua globalización económica y su hermana siamés, la
mundializacion de la cultura, las jaulas de hierro se nos presenta en
variadas y diversas formas. Podemos asistir al estreno de la película de
Harry Poter simultáneamente en La Paz, Paris, Tokio o Nueva York, si
queremos tener acceso a una computadora nuestro Disquete funciona en
cualquier parte del mundo, si deseamos ver un film en casa alquilamos un
DVD y funciona sin problemas en el país y lugar donde nos encontramos.
Si necesitamos dinero nos dirigimos a un cajero automático y solo
seguimos las instrucciones del ordenador para realizar la operación.
Pareciera la panacea pero es la libertad del consumo y de la
racionalización, es decir el control.
De la misma forma las hamburguesas Mc. Donald’s ofrecen sus mismos
productos, el mismo sabor y similares precios en todo el mundo ¿que
significa esto? Que en las sociedades de fin de siglo poco a poco se va
configurando una nueva forma de habitar y vivir el tiempo, ya no tanto
el espacio. Es una nueva forma de racionalidad disfrazada de libertad.
Los sistemas de control social son demasiado inteligentes y funcionan
sin la intervención del hombre, es la sustitución del hombre por la
tecnología. El ejemplo de los restaurantes Mc. Donald’s resulta
ilustrador.
Su arquitectura es igual en todas las capitales del mundo esta diseñada
para que los consumidores acudan, coman incómodos y abandonen el
restaurante Las actitudes emocionales y la personalidad están limitadas
solo se debe seguir las instrucciones.
Cuando uno se acerca a estos restaurantes de comida rápida (aunque en
nuestro país no fue tan rápida la comida, ya que al principio se
hicieron largas colas esperando cerca de cuatro horas para ser atendido)
luego elegir el menú de acuerdo a lo establecido: Big Mac, McPollo,
McNifica, Cuarto de Libra, Filete de pescado o McNuggets, pedir por el
número que las identifica y agregar un refresco, generalmente Coca Cola,
Fanta o Sprite bebidas multinacionales. Esta asociación no es gratuita,
ya que ambas empresas Coca Cola y Mc. Donald’s se promocionan
mutuamente con el fin de incrementar sus ventas.
Estos espacios, los restaurantes de comida rápida, fueron diseñados para
la automatización de las personas, al igual que en la cinta
transportadora de las fábricas los clientes deben cumplir estrictamente
todo el rito, hay de alguien que quiera un refresco distinto o una
cocción especial. Luego de colocarse en la fila se debe ordenar y pagar
rápidamente, recibir su alimento comer lo más rápido posible botar los
desechos en los sitios establecidos, como empleado del restaurante pero
sin sueldo, luego abandonar el lugar.
Resulta imposible entablar una conversación con algún empleado del
local, estos restaurantes se han convertido en los no-lugares espacios
del anonimato. Es mínimo el relacionamiento entre seres humanos como
sucede en los restaurantes tradicionales. Llegar a mantener una amistad
con algún empleado es casi imposible, incluso uno no recuerda quien
realmente lo atendió. Los AUTO-MAC o los drive-throug son verdaderos
recintos de la imposibilidad de relación, encuentro y tertulia con
amigos y otros clientes. Recibes tu comida y te largas parecen decir con
una sonrisa en los labios los empleados que atienden los pedidos a
tiempo de despedirse.
Esta robotización de la sociedad y de los seres humanos es la fiel
muestra de la deshumanización por la racionalización, es decir, la
modernidad a costa del consumo.
En el caso de los restaurantes de comida rápida, estos, no adquieren
nada del lugar todo es traído de afuera incluyendo el mobiliario, la
carne, las papas, las salsas, etc. y si deben hacerlo, es decir
incorporar algo de la región, obedece a presiones estrictamente
culturales. Tal el caso del ají o la llajua que en nuestro país es
ingrediente indispensable en las comidas o quizá también en el orden
arquitectónico respetando las construcciones consideradas coloniales,
hasta ahí y nada más.
Los restaurantes centros de robotización
Los restaurantes de comida rápida ofrecen a sus empleados unos lugares
deshumanizados donde trabajar. (Relación con las máquinas, apretar
botones preparar los pedidos ningún dialogo entre ellos, es más, algunos
prefieren no hacer declaraciones a la prensa cuando se les trata de
consultar, están prohibidos al igual que los regimientos militares y
policiales) Además los fast- food se caracterizan por publicar la foto
del los empleados más eficientes, esto con el único fin de incrementar
su producción y dedicación al trabajo, en otras palabras se utiliza la
presión a través del reconocimiento. En Bolivia estos trabajos fueron
absorbidos por jóvenes universitarios de buena posición social, para los
jóvenes migrantes o aymaras ser empleado de Mc.Donald’s estaba vetado.
En su gran mayoría estos trabajos fueron eventuales y con baja
remuneración.
La comida basura y los vástagos clones
A las hamburguesas Mc. Donald’s hay quienes la han llamado elegantemente
la “comida chatarra” fundamentalmente porque este tipo de alimentos
debe ser ingerido rápidamente de lo contrario horas y minutos más tarde
debe ir a parar al tacho de basura. Además el contenido de grasas,
colesterol de los alimentos que sirven en los restaurantes de comida
rápida son una amenaza contra la salud, últimamente han generado
demandas de jóvenes obesos que acusan de ser, los fast-food responsables
de su gordura.
A partir de la llegada de los restaurantes multinacionales varias
empresas nacionales o clones vástagos se alinearon a la práctica y modo
de atender al cliente, adoptaron casi la misma indumentaria en sus
empleados, ampliaron sus instalaciones y diversificaron sus productos
dentro del “más de lo mismo”. Como en el spot de Mc.Donald’s en las
ofertas de sus Mc. Menús. El muchacho entra al restaurante y no sabe que
elegir, preguntándose lo que había comido ayer o anteayer. Al no poder
decidir opta por taparse los ojos y elegir. Esta acción demuestra
claramente que al final tapándose los ojos o no la elección y el
alimento resultan siendo el mismo.
En el caso de los desechos los restaurantes de comida rápida generan
montañas de desperdicios que en gran medida son destructivos al medio
ambiente debido fundamentalmente al uso de envases, cartones papeles
plásticos difíciles de reciclar
La cajita feliz la prebenda la diversión y el entretenimiento
Dentro las habilidades de acercamiento al público consumidor una de las
características de Mc. Donald’s llevadas a cabo en todo el mundo fue la
ofensiva estrategia de vender hamburguesas para niños con un muñequitos
de Walt Disney . Claro está el objetivo seducir a los niños por medio de
prebendas para que estos lleven a sus padres a consumir los productos.
Además estratégicamente se pretende educar el paladar de los niños,
convirtiéndose en potencial público consumidor del futuro, lo sucedido
con los jóvenes es un buen ejemplo se fueron creando hábitos de consumo
de comida basura, de ahí que los vemos transitar estos establecimientos.
La diversión es el ingrediente en la mayoría de estos restaurantes un
conjunto de personajes encabezados por el soso payaso Ronald Mc.Donald’s
se encuentran por todo lado, constantemente nos recuerdan lo divertido
que es pasarla en estos recintos incluso varios niños festejaron sus
cumpleaños en los restaurantes. “Si nos situamos en una perspectiva
ligeramente diferente podemos pensar que Mc.Donald’s nos ofrece una
espacie de ‘teatro’ En lugar de entregarnos el menú de manera
individualizada, Mc. Donald’s nos presenta un cartel en el cual (lo
mismo que en los cines) nos ofrecen varias alternativas. Tanto de esta
manera como siguiendo otros métodos, la acción de comer ha dejado de ser
una experiencia privada para convertirse en un espectáculo público. Una
vez que nos reciben esos carteles, nos piden que nos divirtamos en un
establecimiento público como si se tratara de un teatro” Y casi lo es
así. Los restaurantes trajeron consigo lugares de entretenimiento,
toboganes y resbalines, piscinas de pelotas una Jaula de vidrio y
plástico asemejando un parque de diversiones.
La amenaza a nuestras tradiciones
Cada vez y con mayor fuerza la racionalización de la sociedad y de sus
instituciones globales esta atentando contra nuestras costumbres y
tradiciones, la jaula de hierro, no es una ficción sino una realidad. La
salida de los restaurantes Mc.Donald y otras empresas multinacionales
como la Sony Music, Domino’s entre otras obedecen a factores netamente
económicos, no ganaron plata, y la crisis que viven los países
latinoamericanos es generalizada. Pero un ingrediente que también se
debe destacar. En un país como el nuestro arraigado fuertemente a sus
tradiciones difícilmente se podrá vencer la resistencia cultural. Por
eso insistimos que triunfó lo local frente a lo global.
Sandro D. Velarde Vargas es profesor en la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz Bolivia.
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