lunes, 25 de julio de 2011

CULTURA Y COMPROMISO: LA ENTRADA FOLKLÓRICA UNIVERSITARIA EN LA PRODUCCIÓN CULTURAL

Por Sandro D. Velarde Vargas

Se ha establecido que el acontecimiento anual que celebran los universitarios el último sábado de julio de cada año, es una fiesta que contribuye al rescate de los valores vernaculares, folklóricos y multiculturales con los que cuenta nuestro, amplio territorio que hoy conocemos como Bolivia, y que en la nueva Constitución Política del Estado es reconocido como un “Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías”.

Este reconocimiento hace que en el aspecto cultural implícitamente esté fundamentado que la cultura es dinámica y no estática, que la producción cultural se transforma permanentemente porque interactúa con otros valores tangibles e intangibles, pertenecientes o no a nuestra amplia geografía y que son representados cotidianamente en nuestra vida social y realzados en las fiestas, paganas, patronales, religiosas con los que la gran mayoría se identifica como ciudadano del mundo.

El presente artículo tratará de demostrar que la cultura y lo cultural son dos categorías que nos permiten entender los procesos de articulación entre una cultura globalizada y una cultura localizada, es decir una cultura glocalizada, que permanentemente se reinventa con nuevas narrativas y relatos propios y las lógicas narrativas y relatos mundializados.

¿De qué estamos hablando cuando hablamos de nuestra cultura?

Desde una visión antropológica la cultura es una especie de fotografía estática e inmodificable que los antropólogos la han descrito a cabalidad al mostrarnos que la cultura ancestral milenaria responde a valores y cosmovisiones distintos a los que empezaron a habitar entre nosotros a partir de 1492 y que la cultura centenaria occidental, predominante hoy en día, habría eclipsado vía procesos de colonización, aculturación y domesticación el nivel de resistencia a este proceso.

Sin embargo esta explicación muestra que la cultura no es como esa doncella pura que cabalga solitaria ajena a los procesos de construcción cultural, es más bien el resultado inacabado de un amalgamado permanente en un proceso complejo y contradictorio donde se articulan, se tensionan se construyen y de-construyen las culturas en un devenir conforme la capacidad de reafirmación que otorgan los pueblos a sus valores culturales.

Que el eclipse cultural occidental ha sido permanente y endémico con la capacidad de imponer o estructurar patrones culturales ajenos al nuestro, hasta el nivel de formatear nuestras consciencias, eso es una realidad. Pero más real aún es la capacidad que los ciudadanos le otorgan a esos procesos proponiendo nuevas formas de entender lo propio, en una especie de síntesis y suma en la producción de significados que va más allá de la simple resistencia.

Esta síntesis es la capacidad de reinventarse sin perder lo esencial. La producción de sentido, es el proceso en que los seres humanos otorgan significado a las cosas con la cual asumen la vida cotidiana y las manifestaciones culturales y folklóricas, estas obedecen a factores ancestrales y circunstanciales donde la tonada y el ritmo cultural1 esta demarcada por nuestra matriz cultural que se lleva marcada en el cuerpo, en el habla en la geografía y fundamentalmente en las reservas de sentido que son legitimadas por los sujetos y donde las improvisaciones (culturales) deben adecuarse al compás en una simetría imperceptible que conforma un cuerpo unitario evascenante con la capacidad de reconfigurarse.

En otras palabras la matriz cultural nos otorga toda esa estructura, fuerte, inviolable que sirve de sostén de nuestra cultura ancestral y de hábitat circunstancial a culturas foráneas, donde se produce lo cultural como capacidad de movimiento en la cultura.

¿Dónde ubicamos el rescate cultural y el compromiso cultural en la Entrada Folklórica Universitaria ?

Uno de los elementos a destacar es que la Entrada Universitaria no es una fiesta religiosa o patronal, es decir, a diferencia de la gran mayoría de las entradas, este acontecimiento cultural no tiene un santo al cual rendirle tributo, ni devotos que soliciten favores al término del la danza. Tampoco existe la figura del “preste” de las entradas tradicionales, quien es el encargado de la atención a los danzarines y los invitados y menos un convite. Más bien en la Entrada Universitaria existe una especie de organización colectiva donde participan los distintos Conjuntos Folklóricos mediante sus representantes. Es homogénea, en el sentido de la igualdad y valor de los participantes sin privilegios ni distinciones ( ya sean económicos o sociales). Todos los pertenecientes a la COMUNIDAD universitaria pueden participar.

La elección de la Ñusta Universitaria no representa una elección en términos occidentales de belleza: medidas, estatura, cuerpo, cintura, piernas, porte, etc. Sino más bien está reflejada en los conocimientos académicos, profundidad sobre la cultura milenaria, las diferentes danzas que se representan y la belleza de estos lados.

En términos de rescate cultural, la Entrada Folklórica Universitaria sobresale a sus similares porque realiza una simbiosis entre la práctica de la danza y la investigación académica que nos lleva a una especie de reencuentro con las matrices culturales y una representación coreográfica musical con sentido objetivo de revalorización y su significado profundamente genuino y no meramente simbólico-representativo de las danzas que se exponen en las diferentes entradas barriales.

¿Porque rescate cultural? fundamentalmente porque los procesos de expansión de los capitales traducidos en la llamada globalización de la economía y la mundialización cultural intentan homogeneizar la vida, el consumo y la cultura. En términos sociológicos es una especie de ordenamiento social y jerarquización de acuerdo a la capacidad de consumo, donde la juventud es el blanco perfecto para perpetuar formas de vida y patrones culturales que la globalización y el consumo tratan de imponer, además los saberes tradicionales que a lo largo del los años han sido transmitidos por la familia, escuela, el Estado y las instituciones hoy se debaten en los confines del mercado.

Ahí reside el rescate cultural de los estudiantes, porque en medio de una crisis de sentido debido a los acelerados procesos de modernización y racionalización; los jóvenes se convierten en espacios de reserva de sentido con la capacidad de desbordar el modelo de juventud que la modernidad occidental trata de imponer.

En este sentido la Entrada Universitaria revaloriza, empodera, investiga, pone en práctica y glorifica nuestra cultura a través de sus saberes y la juventud, protagonista del evento, asume un compromiso cultural con los legados del pasado encontrando en la cultura, el folklore la posibilidad de diferenciarse proponiendo alternativas de pertenencia y de identificación que supera los espacios de unificación cultural que la cultura occidental trata de naturalizar.

1 Los ritmos y las tonadas de los diferentes géneros musicales llámese morenada, tinku, kullaguada,etc., tienen una estructura que los diferencia entre sí. Durante una interpretación existen improvisaciones musicales que realizan los músicos o intérpretes las mismas que son variaciones que no se salen ni se alejan de la estructura musical del género. Es decir que la estructura musical no es afectada por una variación o improvisación.
En el caso de la matriz cultural es la estructura donde otras variaciones culturales conviven y coadyuvan a la manifestación de la misma sin afectar su estructura o matriz.